La libertad sexual y la perspectiva de género

Mark

Hay un aspecto claramente reivindicativo en la perspectiva de género hablando específicamente en relación a las tendencias sexuales, y quienes la asumen, sienten estar visibilizando lo invisible y luchando por derechos que no eran admitidos antes y el reconocimiento de lo que no era reconocido antes. Estoy de acuerdo con ello, claro que si. Pero lo que parecen no asumir quienes llevan adelante la perspectiva de género es todos sus aspectos tremendamente conservadores. ¿Qué quiero decir con esto? Bueno, para no extenderme solo voy a plantear dos cuestiones:

1) En la perspectiva de género se pretende visibilizar y validar socialmente algunas de las tendencias sexuales posibles. El asunto es que las tendencias sexuales cuya validación se pretende son solo una minoría escasa de todas las tendencias sexuales existentes. Existen algunas frente a las cuales la sociedad se va a resistir interminablemente y así debe ser, como la pedofilia, otras cuya visibilización podría ser hiriente para quienes no las comparten, como el sadismo o el masoquismo o la combinación fructífera de ambos, o la zoofilia, o la coprofilia (que consiste en gozar con el excremento, incluyendo la coprofagia) o la necrofilia (que consiste en gozar con lo cadavérico, brevemente dicho), y existen también otras que sería insoportable aceptar y tiene que ser criminalizadas fuertemente, como el canibalismo sexual. Y así sucesivamente, en una interminable lista de tendencias sexuales, la mayor parte de las cuales son visibilizadas mayormente por la pornografía y sus circuitos y no por la perspectiva de género. Una perspectiva que como se puede ver, incluso en su presentación ya desconoce que las tendencias sexuales humanas pertenecen a una esfera polimórfica del deseo donde casi todo es posible incluso algo aparentemente extraño pero muy frecuente como la objetofilia, que es el gozo sexual e incluso la relación amorosa con objetos como muñecas de tamaño humano. Esto muestra a la perspectiva de género como una reivindicación muy restringida acerca de tendencias sexuales puntuales pero ignorando en sus reivindicaciones, de manera conservadora, el poliformismo casi infinito de la sexualidad humana. Y esta claro que admitir ese poliformismo no sería necesariamente reivindicarlo, pues como ya está dicho, la sexualidad humana incluye aspectos destructivos, hirientes, profundamente removedores de los límites, incluyendo cosas aparentemente tan poco saludables como la practica del piercing en los genitales. La libertad sexual es algo que debe ser discutido, pero en un trasfondo más profundo, menos conservador que la perspectiva de género.

2) Es notablemente validador desde el punto de vista institucional de ciertas tendencias sexuales, algunas de ellas interesantemente ligadas con el problema de la construcción de la identidad personal como las tendencias trans-género, la creación del matrimonio homosexual, la consagración del derecho a la modificación de la genitalidad, etc. Pero en contraste con ello, la perspectiva de género no ha puesto, en general, jamás en tela de juicio la institución del matrimonio o la intervención del poder del estado en la configuración de la identidad personal. Por lo tanto, lo que a primera vista parece ser una fuerza arrolladora de reivindicaciones transgresoras se queda en paños tibios y aporta a la conservación de una institución tan antigua y conservadora como el matrimonio, una institución denunciada ya hace mucho tiempo por los movimientos románticos, ciertas formas del anarquismo y quienes participaron de la revolución sexual de los años 60. No estoy poniendo en tela de juicio aquí la institucion matrimonial, porque no es lo que incumbe aquí, pero si estoy queriendo justamente visibilizar hasta que punto muchas perspectivas revolucionarias considerarían a esta perspectiva de género solo un tibio movimiento reivindicativo sin profundidad alguna e incapaz de atacar las instituciones existentes que regulan las relaciones humanas y la construcción de la identidad personal. Y para qué quede claro: Si se reivindica algo tan innovador como el matrimonio entre dos mujeres o entre dos varones, ¿por qué no reivinidicar la poligamia (el casamiento de un hombre con varias mujeres) o la poliandria ( el casamiento de una mujer con varios hombres), o cualquier combinación nueva como el casamiento de dos hombres con dos mujeres, o el casamiento de un trio de personas donde intervenga la bisexualidad, etc.
3) En resumen, entiendo que la perspectiva de género ha contribuido a visibilizar muchas cuestiones relacionadas con la sexualidad humana y la construcción de la identidad personal, pero también ha contribuido, conservadoramente, a invisibilizar y poner en un segundo plano oculto y olvidado muchas otras cuestiones relacionadas con dichas problemáticas. Y eso probablemente tiene que ver con el contenido altamente explosivo y cargado en muchos casos de factores antisociales del poliformismo sexual humano.

La condena y la redención

Mark
Fat Man, la bomba lanzada sobre Nagasaki

El problema no es haber nacido humano, el problema es que solo nos parecemos a los animales mientras tenemos, como ellos, esas necesidades simples, biológicas, insatisfechas. Pero una vez que las satisfacemos, una vez que hemos descansado, una vez que hemos salido de esa inocente superficialidad en que desarrollan su vida los otros seres vivos, NOS PONEMOS A PENSAR. Y cuando un ser humano piensa no piensa primero en lo que debe hacer sino simplemente en lo que PUEDE hacer. Es decir, el pensamiento conduce inevitablemente en primer lugar a la cuestión de lo que se puede o no se puede, y solo en segundo lugar a la cuestión de lo que se debe o no se debe. Y cuando el pensamiento, como el pensamiento científico, o el técnico, o el empresarial, se detiene en la cuestión del poder, en el desarrollo de las posibilidades y de los beneficios, entonces, hay una atrofia en ese punto, una atrofia debido a que en ese punto el poder se puede volver un fín en si mismo, el arrancarle posibilidades a la vida se puede volver todo el sentido de la existencia y del pensar humano. Y en ese punto no hay diferencia entre el bien y el mal, o entre destruir y construir, o entre torturar y amar. A ese nivel, el nivel intermedio, de transición abismal entre la inocencia del ser no pensante y la madurez del ser que quiere saber lo que debe y lo que no debe hacer, al nivel del ser humano que solo piensa en hacer de cualquier modo cualquier cosa en terminos de costos, pérdidas y beneficios, en términos de logros, de fracasos y de éxitos, en términos de cálculos y resultados, y que solo usa luego el razonamiento para justificar sus actos, sin importar si son actos criminales o actos heroicos o alguna clase de aberración a medio camino entre lo uno y lo otro, el pensamiento se puede estancar, la vida humana se puede estancar, como en un charco de sangre. Es muy difícil salir de ese charco de sangre, de ese lodo de deseos donde la destrucción de la vida se vuelve parte del juego del poder, donde la riqueza se engendra de la pobreza, el amor del odio y la justicia del terror. Solo un gran esfuerzo eleva el PENSAR un poco más allá, como en un agonizante parto, para que nazca el ser humano que ya no quiere seguir pensando en solamente poder sino que quiere saber lo que debe y no debe hacer, que quiere poner un límite y un orden, que quiere vivir en equilibrio y armonía, que quiere dejar de destruir. Así pues, es muy fácil permanecer condenado y muy difícil la redención.