Miradas sostenidas en los colectivos

Siempre había sucedido eso de sentarse en los colectivos y tratar de mirar hacia la ventana o hacia algún punto indeterminado del techo para no cruzar la mirada con alguien más. Era cierto también, y acostumbrado que, si casualmente las miradas se cruzaban, cada uno de los intervinientes hiciera un esfuerzo para desviarlas y así no irrumpir en la intimidad visual del otro. Pero la crisis llegó y con ella se deshizo aquel equilibrio indiferente. No se trata claro, de que la crisis haya afectado a todos, pues esto terminaría por descomponer la sociedad, pero los casos de miradas sostenidas en los colectivos han ido en aumento.

Las miradas sostenidas no son de resultado homogéneo. Están los que empiezan a parpadear, primero suavemente y luego con cierta agitación, y se entusiasman con el deseo de besar al otro. Si ambos están sentados el proceso de acercamiento es menos decidido, mientras que si uno de ellos viaja parado o lo hacen ambos, la atracción empática los acerca mucho más aceleradamente. Por lo general las víctimas de este tipo de miradas sostenidas, las de tipo erótico, son de distinto sexo, pero eso no obsta a que se produzcan casos de besos muy fogosos entre hombres o entre mujeres, de distintas edades, con variadísimas características físicas o de carácter. En algunos casos las víctimas del ataque conductual fueron más allá del beso y pasaron a tener relaciones sexuales en violación de la normativa vigente.

Los casos más peligrosos son los de las miradas sostenidas en base a un odio irracional cuyo origen no ha podido ser determinado. Aunque los afectados no vayan armados o no tengan fuerza suficiente para atacar mortalmente a su otro casual, es común que, después de brutales golpes, llaves y tironeos de pelo, haya que contenerlos y hospitalizarlos. En estos casos no se notan parpadeos sino más bien ojos desorbitados, que relumbran con fuerza y hacen, con su atemorizante brillo, que los demás pasajeros les abran paso, contribuyendo a que se desate rápidamente la locura entre las víctimas de la mirada sostenida. Han habido casos, lamentablemente, en que uno de los sostenedores de mirada ha sido asesinado por el otro. Los hechos indujeron a las autoridades públicas a implantar la revisión policial sistemática en las paradas de los colectivos, con el fin de que todos los pasajeros subieran desarmados, pero esto no ha evitado que se produzcan casos puntuales de homicidio con la posterior internación psiquiátrica, de por vida, de la persona culpable.

Además de los dos tipos fundamentales de mirada sostenida, que por sus características diametralmente opuestas han impedido la creación de un tratamiento universal para la afección, existen casos esporádicos de miradas sostenidas extremadamente sorprendentes. Se han dado caso de miradas sostenidas jocosas que terminan en grandes espectáculos humorísticos y risotadas generalizadas en los colectivos implicados, a tal punto contagiosas que el conductor se ve obligado a detener el vehículo. También ha habido un caso de mirada sostenida caníbal que obligó a la contención desesperada, por parte del involuntario público, del atroz ataque de una mujer que intentaba comerse la oreja de un joven pasajero. Para sorpresa de todos, el joven no opuso resistencia a que se la masticara.

En otra oportunidad se dio un caso, absolutamente inexplicable y que ha desorientado definitivamente la labor de los investigadores, de una mirada sostenida al vacío en la que solo hubo un implicado. Esta persona, cuyo nombre lamentablemente ha sido difundido por imprudentes que no respetan la privacidad ajena, aún permanece mirando al vacío en el Hospicio General de la Nación, sin que cambie jamás el gesto, independientemente de si se le coloca delante una persona, una ventana o un florero. El físico teórico Adalberto Gurméndez afirma que, dado el carácter probabilístico del fenómeno de las miradas sostenidas, la mirada de este paciente en dirección al vacío podría ayudar a desentrañar, encontrando las condiciones experimentales correctas, sus causas fundamentales. Se ha decidido hacer una serie de pruebas colocándolo frente a espejos con distintos grados de distorsión con la esperanza, según Gurméndez, de observar el entrelazamiento cuántico entre su mirada y la de su reflejo. De ser así, la ciencia habrá dado un primer paso para aislar la raíz del problema.

Agradezcamos, mientras tanto, que esta plaga no se haya extendido entre la población de manera socialmente insostenible porque, en ese caso, va a ser necesario suspender indefinidamente el transporte en colectivos.